Convirtiéndose en misionero mundial de la Qatar Foundation, a la que ya se ha vendido por unos 170 millones de euros hasta el 2016, relegando a la querida Unicef al dorso de la camiseta, nivel glúteos, el que fuera emblema mundial del catalanismo reconocido por todos pasa a ser ahora vasallo incondicional de una opulenta potencia del despotismo islámico. A la espera, ahora, de aplastantes derrotas: derrotar al Barça será una manera elocuente de derrotar a Qatar.
viernes, 20 de mayo de 2011
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