viernes, 29 de abril de 2011

GARTON ASH: GUILLERMO, CATALINA, JUAN CARLOS...

TRIBUNA: TIMOTHY GARTON ASH

¿Un rey Guillermo y una reina Catalina?

La monarquía constitucional es difícil de justificar en la teoría democrática, pero ¿les va mucho mejor a las repúblicas con presidentes políticos? Hace 30 años Juan Carlos de España salió en defensa de la democracia

TIMOTHY GARTON ASH 29/04/2011

Si las cosas continúan en Reino Unido como hasta ahora y el príncipe Carlos sucede a su madre para reinar hasta su muerte, a edad muy avanzada, entonces, hacia 2040, la joven pareja que se casa hoy en la abadía de Westminster serán el rey Guillermo V y la reina Catalina. Por el mero hecho de haber nacido en la familia en la que ha nacido, Guillermo será jefe de Estado de lo que quede de Reino Unido actual. ¿Me parece bien? Mi respuesta es: en teoría, no, pero en la práctica, seguramente, sí.

Si Guillermo y Catalina se portan bien, a diferencia de otros miembros más revoltosos de la familia real, y contribuyen al desarrollo de una monarquía constitucional modernizada y reconvertida, la situación será tal vez mejor que las alternativas más probables. Al echar un vistazo a Europa, no me parece que países como Suecia, Holanda, Dinamarca y España, que tienen reyes, estén peor que otros que cuentan con presidentes elegidos entre los políticos de partido. ¿O preferirían que el palacio de Buckingham lo ocupase, por ejemplo, el presidente Blair?

Salvo por un breve interludio en el siglo XVII, durante el que los revolucionarios experimentaron con la decapitación de un monarca, existen reyes y reinas de Inglaterra desde hace más de 1.000 años. Es una historia asombrosa, de la que han surgido poemas. Imaginemos a Shakespeare sin todas las referencias a la monarquía. Antes de abandonar 1.000 años de poesía, hay que estar muy seguros de que nos va a ir mejor con la prosa.

Como podemos ver ahora otra vez, con la invasión de Londres por parte de los medios de comunicación de todo el mundo para seguir la boda real, esa historia, esa leyenda y esa mística contribuyen enormemente al poder blando (la capacidad de atracción) de Reino Unido y a sus ingresos por turismo. No creo que nadie vaya a Berlín a ver el cambio de la guardia en el palacio de Bellevue, ni a vislumbrar al presidente Wulff, su mujer y sus hijos. "¿El presidente qué?", sería la pregunta de casi todo el mundo, si se hace una referencia al jefe de Estado actual del país más poderoso de Europa. No importa, cuando uno fabrica un montón de BMW, Mercedes y fresadoras y exporta todas esas cosas a China. Pero no es el caso de Reino Unido. A cambio, tiene a la reina, Guillermo y Catalina.

No obstante, estos argumentos sobre la historia, la poesía y el poder blando no servirían de nada si la existencia de una monarquía constitucional distorsionara gravemente el proceso democrático, hiciera imposible una sociedad abierta en la que todos tengan oportunidades y mantuviera el país anclado en un rígido pasado de jerarquías y privilegios. En teoría, hace todo eso. Esas son algunas de las razones por las que el periódico The Guardian se ha declarado partidario de una república y por las que muchos lectores del diario -aunque no la mayoría de los británicos, según revela una reciente encuesta hecha por el propio Guardian- estarían a favor de la abolición de la monarquía.

Sin embargo, en la práctica, creo que ese efecto negativo que ejerce es marginal, y mucho menor que hace 30 años, cuando Carlos y Diana celebraron su boda de cuento de hadas. En el sistema político británico existen elementos antidemocráticos y nocivos -el principal, la Cámara de los Lores, que no se forma por elección-, pero la monarquía no es uno de los peores. Puestos a hablar del poder de un individuo a quien nadie ha elegido, el magnate de la comunicación Rupert Murdoch es una amenaza mucho más grave para la democracia británica que nuestro jefe de Estado hereditario.

Según el experto constitucional Vernon Bogdanor, ningún monarca británico se ha negado a aprobar una ley desde 1707. Todavía existe cierto oscurantismo antidemocrático derivado de la "prerrogativa de la corona" y la doctrina constitucional de que la soberanía reside "en la corona dentro del Parlamento", pero el abogado Richard Gordon ha dejado claro que Reino Unido podría tener una Constitución escrita, totalmente moderna y firmemente asentada en la soberanía popular, y seguir teniendo a un monarca hereditario como jefe de Estado.

La reina puede tener cierta influencia política, limitada, pero no parece que haya hecho peor uso de ella que los presidentes de otros países. Los presidentes, a veces, son capaces de mantenerse por encima de las disputas entre partidos, como hizo Richard von Weizsäcker en Alemania, pero siempre están relacionados, aunque sea de forma mínima, con un partido concreto. En algún momento de su pasado han tenido que hacer lo que hacen todos los políticos para ascender hasta la cima.

Como consecuencia, algunos incluso acaban ante los tribunales, acusados de corrupción, como el expresidente francés Jacques Chirac. Por supuesto, también los reyes y sus consortes pueden meterse en líos, como demostró el príncipe Bernardo de Holanda -padre de la reina actual- cuando se vio envuelto en el escándalo de los sobornos de Lockheed. Sin embargo, existen menos posibilidades de problemas de este tipo con los monarcas, precisamente porque no necesitan abrirse camino para subir hasta arriba.

Seguro que los países que sufren conflictos de "cohabitación" entre presidentes de un partido y primeros ministros de otro piensan con frecuencia que preferirían tener un jefe de Estado auténticamente neutral, que estuviera por encima de las disputas y encarnara la unidad nacional. (En el caso de Bélgica, tan dividida entre la población francófona y la de habla neerlandesa que no consigue ni siquiera formar un nuevo Gobierno, el ingenio popular dice que Alberto II, cuyo título es rey de los belgas, es el único belga de verdad).

Desde luego, eso significa que nunca tendremos a un Nelson Mandela o un Václav Havel como jefe de Estado. Pero figuras así solo aparecen en momentos excepcionales. Parafraseando a Bertolt Brecht: "¿Desgraciada la tierra que no tiene un Mandela? Desgraciada la tierra que necesita un Mandela". Y tenemos por lo menos un gran ejemplo de monarca europeo que salió en defensa de la democracia. Hace 30 años exactos, el rey Juan Carlos de España contribuyó de manera decisiva a desbaratar un intento de golpe del Ejército contra la democracia, aún joven y frágil, de su país.

En cuanto a la afirmación de que la monarquía británica consolida el vértice de una pirámide opresiva de clases y privilegios, creo que eso es mucho menos cierto ahora que hace 30 años. En Reino Unido, hoy, los banqueros -a los que nadie ha elegido- son más poderosos que cualquier aristócrata hereditario, y las estrellas de fútbol, tan famosas como cualquier miembro de la familia real. En esta cultura popular de la celebridad, existen jerarquías múltiples y confusas; no hay más que pensar en las efusiones de Hollie White, una chica de 12 años, después de conocer al príncipe Enrique: "Me emocionó muchísimo verlo. Ahora quiero conocer a la reina y a Simon Cowell". (Cowell es un empresario musical y showman que aparece en programas de televisión tremendamente populares, como Pop Idol y The X Factor).

El mismo hecho de que Kate Middleton se convierta en princesa muestra que las barreras entre la clase media alta -ese 7% de británicos, más o menos, que estudia en escuelas privadas, como fue su caso- y la clase alta prácticamente han desaparecido. El problema serio, y cada vez más, no está ahí, en la franja superior, sino en las pésimas perspectivas de movilidad social para la mayoría que estudia en malos colegios públicos. Eso es lo que establece una diferencia más dolorosa entre Gran Bretaña, sobre todo Inglaterra, y otras monarquías europeas actuales, como Suecia, que coexisten sin problemas con unas sociedades abiertas e igualitarias. Ese es el verdadero mal inglés.

Pero esos otros ejemplos europeos -Suecia, Dinamarca, España, Países Bajos- demuestran que estas no son características necesarias de una monarquía constitucional. Si Guillermo y Catalina reciben buenos consejos, se esforzarán por convertirse en el modelo de una monarquía europea moderna. Si no, o si Carlos y Camilla no les dejan, es posible que en 2040 no tengan ya -ni siquiera en la conservadora Inglaterra- ningún puesto que heredar.

THE GUARDIAN: "ROYAL WEDDING: DAY LIKE NO OTHER"

Royal wedding: A day like no other

A proper sense of perspective about where this wedding stands in the 21st century would be welcome and reassuring

The first thing to be said about today's royal wedding is unconditional. We wish Prince William and Catherine Middleton a long and happy married life together. From that wish, a range of other simple and unvarnished hopes – which strangers with goodwill towards any marriage instinctively feel – all follow. That the day goes well for the couple in every possible way. That today's pageantry is not marred by anything inappropriate. That the young couple's happiness is the day's focus and its abiding memory. That, from today, William and Catherine are now allowed some privacy as they accustom themselves to the private and public changes that their wedding heralds. We hope that today's marriage – and you may choose whatever meaning you are most comfortable with from this wish – will be truly blessed.

We also hope, in spite of this paper's continuing republican sympathies, that today's wedding can be a useful collective experience for the Britain over which today's couple may reign one day as King and Queen. After the hysteria, infantilisation and general disproportion that so often surrounded royal events towards the end of the 20th century, a proper sense of perspective about where this wedding stands in the national scheme of things in the 21st would be very welcome and reassuring.

Benevolent mood

In the past days and weeks, the public has shown rather more sign of possessing that good judgment than much of the media has done. This is not a fairytale moment. Modern Britain is not fairyland. A Guardian/ICM opinion poll earlier this week found only one in five Britons admits to being strongly interested in today's events. Three out of four, on the other hand, recognise that today should help to cheer the nation up a bit. The mood, in other words, is rightly benevolent, though as much for a welcome day off, and perhaps a bit of a party, as for any great constitutional issue. It is not entirely clear whether Buckingham Palace gets it. It would definitely have helped, in this low-key but big-tent spirit, if the royals had invited former Labour prime ministers as well as inviting former Conservative ones. That spiteful symbolic snub, alongside the tickets dished out – and in Syria's case withdrawn – to tyrants and their professional apologists, speaks volumes about a British ruling class which is slipping quickly back into its old ways now that the natural order of things has been restored under the Tories.

The future of the monarchy, though, is very clearly a matter for another day rather than this. When that debate comes, which it should and will – certainly before the next reign – the outcome will depend on events and personalities as much as on constitutional principle. The removal of the indefensible parts of the Act of Settlement is an early priority, and now has David Cameron's backing. Last weekend's poll depicted us as a people made up of a large majority of moderate rather than hysterical monarchists and a significant minority of not implacable republicans. But these sentiments are not set in stone. The monarchy's place in the British people's sense of patriotism is contingent. In a democracy, nothing should be taken for granted. Prince William and Ms Middleton, whose generation is less monarchist, seem more alive to this mood than the generation of Princes Charles and Andrew.

Recent royal history makes the cautious approach unavoidable. For all the understandable excitement associated with a very public wedding and national occasion, there is an equally understandable public soberness this time too. These are tough times for millions of British people. This is not a day for demented princess worship or for in-your-face state extravagance. Even if it was, the recent past inevitably casts a shadow over the occasion. As far as dream royal weddings are concerned, Britain is a once-bitten-twice-shy country.

Those who remember the wedding of Prince Charles and Lady Diana Spencer, 30 summers ago, will sense the welcome difference of tone this time. The wedding of 1981 was fuelled by excitement and generosity too. But it was also pumped up with an overdose of public adrenaline, much of it media-driven. This helped to create an unrealistically heavy expectation whose weight even a much better matched couple than Charles and Diana would have struggled to bear. Theirs was the supposedly fairytale wedding that became a wretched marriage with a tragic outcome. Human beings do not always learn from their mistakes. But the build-up to the wedding of 2011 has been a bit more restrained. And that provides cause for hope that some of the public foolishness and private misery of last time will not be repeated.

Back to reality

So, have a wonderful day. But stay real about it too. Any wedding is a statement of hope about the future; the grandest and most public wedding of this generation inevitably makes a bigger statement. But how big should that statement be? That the marriage of a prince and his bride somehow make everything better and more meaningful for the rest of the nation? That would be a profoundly false message. Away from the pealing bells and swelling choruses in the abbey, today's grandeur is largely vicarious. Hope is a commodity in short supply right now, even – and in many cases especially – among William and Catherine's fellow twentysomethings. In any generation there is room for only one king and one queen. Millions of the young couple's fellow citizens in their 20s, meanwhile, lead lives marked by student debt, by the difficulty of finding a secure job, of getting somewhere affordable to live, and of matching their lived reality to the material and emotional aspirations the surrounding culture sleeplessly and cruelly promotes to them. Not all of their relationships endure either.

Enjoy the big show. Good luck to the newlyweds. But the public mood is right. For most of us this is a day off. It is a day for a smile and a toast, not a day for standing to attention and tugging of forelocks. Tomorrow, and on every other day of the year, we will have to re-enter the world of reality.

jueves, 28 de abril de 2011

¿CASTIGADOS LOS DOS POR LA UEFA?




Real and Barca face Uefa punishment

Real Madrid and Barcelona will both face Uefa disciplinary hearings following ill-tempered Champions League semi-final.

A IMPULSOS DEL ENTORNO, UN SALTO A LA UNIDAD PALESTINA



Top of the Agenda: Fatah and Hamas Reconcile

Fatah and Hamas, the two primary Palestinians factions, announced they were putting aside years of dissension to form an interim unity government (NYT) and hold elections within a year. Analysts claim the reconciliation comes as a surprise and portends a shifting diplomatic landscape in the region. Officials say the historic deal was devised in secret meetings held in Egypt where all points of prior disagreements were worked out. Speaking to al-Jazeera, a top Hamas leader described the accord as an "impressive jump" to Palestinian unity.

Israeli authorities warned that the deal threatens future peace talks since Israel (BBC) would not negotiate with a unity government that includes Hamas, considered to be a terrorist group. The United States responded by asserting that any unity government must recognize the state of Israel and renounce violence.

Fatah and Hamas (FT) have been engaged in a bitter dispute since Hamas won elections in 2006. Since then, Hamas has ruled Gaza while Fatah has ruled over the West Bank. Some experts suggest the regional unrest and a fear of declining relevance (CNN) may have sparked the two opposing factions to seek a rapid reconciliation.

Analysis:

In this op-ed for Haaretz, Ari Shavit writes that in a "world gone mad" Netanyahu must present a real plan in Washington for partitioning the land.

In this article for the National Interest, Paul Pillar writes on how the continued demand in theArab and Muslim world for greater political rights is leading to ever more rhetorical scrambling by Israel.

In this op-ed for the Daily Beast, CFR's Leslie H. Gelb discusses the potential consequences of an upcoming UN vote on Palestinian statehood.

Background:

In this article from the Carnegie Endowment for International Peace, Michele Dunne explains why a two-state solution requires reconciliation between Palestinian political groups and reunification of the West Bank and Gaza.

MIDDLE EAST: Syrian Officials Resign Over Crackdown

The BBC reports that some two-hundred members of Syria's ruling Baath party (BBC) quit after the violent crackdown against pro-democracy demonstrations by the Assad regime. On Wednesday, the UN failed to issue a joint statement condemning the crackdown.

Even as Syrian protesters call for the immediate ouster of President Bashar al-Assad, U.S. allies in the region prefer he hold on to power given their fears that a post-Assad Syria might empower Iran, says Middle East expert Jon Alterman.


ACTUAR COMO "PRODUCTO DIGITAL INTERACTIVO"

10 EN COMUNICACIÓN-ESCACC

"Los medios de comunicación deben aprender a usar las redes sociales para amplificar su mensaje"

La responsable de redes sociales de Guardian News Media cree que hay que dejar de actuar como un diario y pasar a hacerlo como un "producto digital interactivo"

Comunicación | 28/04/2011 - 02:32h

Patrícia Ventura P.

PATRÍCIA VENTURA P.

Principio del formulario

Final del formulario


La analítica web, clave para sintonizar con el usuario

Los medios de comunicación deben aprender a usar las redes sociales con el fin de amplificar su mensaje. Para ello han de entender el comportamiento y necesidades de sus usuarios con el objetivo de crear comunidades activas de lectores comprometidos con su marca. A la vez, los periodistas deben "abrazar" a las redes sociales y comprender que su uso ha de pasar a formar parte de su trabajo. Esta ha sido una de las principales conclusiones de la presentación que ha realizado la Responsable de Desarrollo de Medios Sociales de GuardianNews Media, Meg Pickard, en la séptima jornada del 10 en Comunicació sobre gestión de la identidad digital corporativa de ESCACC.


Con una apuesta clara por al diversificación temática en las redes, - 50 perfiles en Twitter y 30 en Facebook- The Guardian cuenta con decenas de miles de seguidores y se ha convertido bajo la gestión de Meg Pickard
(@megpickard) en uno de los medios de referencia en las redes sociales. ¿Cómo lograrlo? Según afirmó, debe atenderse al cómo y al por qué las redes atraen a las personas con el objetivo de proporcionar los espacios para que aquellos que comparten gustos e intereses interactúen entre ellos.


Meg Pickard señaló que en The Guardian no existe un equipo dedicado a redes sociales, sino que la gestión de la información en estos canales forma parte de la rutina de todos los periodistas “Hay que dejar de actuar como un diario y hacerlo más como un producto digital interactivo”, ha sentenciado. “Si al principio tenía que animar a los periodistas para que participaran en las redes ahora mi trabajo ha pasado a ser el de frenar y canalizar la cantidad de propuestas que aportan”, ha revelado tras la intervención.


La responsable de redes sociales de The Guardian ha explicado la apuesta de este medio por “humanizar” sus noticias animando a sus periodistas a ser referentes y preceptores en Twitter a la vez que a intervenir en la conversación en torno a su información con comentarios e incluso haciendo públicos sus datos de contacto con el fin de hacerse más permeables a los intereses y aportaciones de los lectores. “El trabajo del periodista no termina cuando publica una noticia sino que en ese momento está en la mitad del camino”, explicó Pickard, quien añadió que la posterior participación del autor reduce además la necesidad de moderación de comentarios.


Sobre Facebook, quiso subrayar la importancia de adecuar los contenidos que se publican en esta red indicando la necesidad de priorizar la información susceptible de “compartir, comentar o gustar”. Para The Guardian, también es importante la diversificación en esta red social, que cuenta con múltiples perfiles oficiales en función de las secciones y las áreas temáticas para captar a su público objetivo.


A través de distintos casos de éxito de The Guardian, ha ejemplificado la importancia de la destreza en la creación de comunidades, un hecho que acaba repercutiendo tanto en la audiencia como en la calidad del producto, porque los contenidos proporcionados por los lectores otorgan, según Pickard, relevancia, perspectiva, color y contexto. “Los medios de comunicación siempre han sido sociales”, ha recordado. Sin embargo, los espacios de conversación se han trasladado en gran parte a las redes sociales por lo que el éxito en este campo pasa por dar con la mejor forma de intervenir desde el propio medio y adaptarse así a un nuevo entorno en el que debe cederse más protagonismo al lector.

http://www.smartadserver.com/images/pixel.gif PUBLICIDAD. Tu lotera por internet con 0% comisiones. Juega ya!

Principio del formulario

Final del formulario

miércoles, 27 de abril de 2011

CON CERTIFICADO DE NACIMIENTO

----------------------------------------
Breaking News Alert: Obama says release of birth certificate intended to end debate
April 27, 2011 10:05:45 AM
----------------------------------------

President Obama, speaking shortly after the White House released his "long form" birth certificate, said he hoped the action would end debate over his birthplace. He said he had been "puzzled" by the persistence of those questions and was concerned that they were creating a distraction from more serious matters.

"We're not going to be able to solve our problems if we get distracted by sideshows and carnival barkers," he said, adding, "We do not have time to discuss this."

MALA SEÑAL PARA EL BARÇA: GUARDIOLA, DESCONTROLADO

REPORTAJE: LIGA DE CAMPEONES - Ida de las semifinales

"¡Eh, 'Jose', aquí estoy!"

Guardiola responde más rotundo que nunca a las críticas e insinuaciones de Mourinho

LUIS MARTÍN - Madrid - 27/04/2011

A Madrid siempre se vuelve y Pep Guardiola no solo lo sabe, sino que lo disfruta incluso en situaciones de tanta trascendencia como la que le ocupa. El Bernabéu es un referente para el entrenador azulgrana, que pisó el campo del Madrid por vez primera contra la Quinta del Buitre el 19 de octubre de 1991. Johan Cruyff le mandó vigilar a Butragueño Eso hizo. Volvió... 10 veces más: ganó, perdió -le metieron cinco- le hicieron el pasillo y se sintió perjudicado. "¡Has jugado con el sentimiento de un país!", le dijo aquella noche, como capitán del Barça, a Losantos Omar después de que anulara un gol, el tercero, de Rivaldo, que habría supuesto la victoria. José Mourinho lleva tiempo mentándole. Ayer dijo basta y le respondió como Josep Guardiola antes que como entrenador del Barcelona.

Le pidieron respuesta a las acusaciones de Mourinho. Y le contestó. Llegó preparado: "Como el señor Mourinho me ha tuteado, me ha llamado Pep, yo le llamaré Jose", dijo para empezar. Siguió: "No sé cuál es su cámara. Deben de ser todas estas", añadió antes de lanzar su mensaje: "Mañana, a las 20.45, jugamos un partido. Él ya ha ganado durante todo el año fuera del campo. Le regalo su Champions. Que se la lleve a casa. Nosotros jugaremos, ganaremos o perderemos. Normalmente, gana él porque le avala su trayectoria. Nosotros, con victorias más pequeñitas que provocan admiración, nos contentamos". Siguió con el monólogo de 2m 20s, imparable: "Puedo sacar una lista de agravios, pero no acabaremos: él habla de Stamford Bridge y yo puedo hacerlo de 2.500 agravios, pero no somos un club tan grande; no tenemos secretarios, árbitros, directores generales que me apunten esas cosas. Así que solo saldremos a intentar ganar". Lanzado, entró en el cuerpo a cuerpo sin tapujos: "En esta sala, el puto jefe, el puto amo, es él. Es el que más sabe del mundo. Yo no quiero competir ni un instante. Solo le recuerdo que estuvimos cuatro años juntos [en el Barça]. Él me conoce y yo le conozco. Con eso me quedo. Si él se quiere quedar con lo que dicen los amigos de la prensa escrita, de los amigos de Florentino, y les hace más caso que a la relación que tuvimos, tiene todo el derecho. Puede seguir leyendo a Alberto [Einstein]. Que lo haga con toda libertad o que lea a los amigos de Florentino, a toda la central lechera, y que decida lo que le plazca. No voy a justificarme de nada. Dije que nos ganaron por un detalle; por la buena vista de un linier, que acertó. Yo solo felicité al Real Madrid por la Copa, que ganó merecidamente en el campo contra un buen equipo. ¡Eh, Jose! No sé cuál es tu cámara, pero ahí va".

Y, aprovechando las insinuaciones de Sergio Ramos sobre el teatro de los futbolistas del Barcelona, prosiguió: "Hace seis años, Jose ya dijo eso. Convenció a los jugadores del Chelsea como ahora a los del Madrid. La verdad es que se puede evolucionar y buscar otra estrategia". Entonces, llegados a ese punto, tranquilo, recordó a Mourinho su pasado azulgrana: "Ha estado en esta casa y sabe que hacemos muchísimas cosas mal, pero siempre jugando al fútbol. Lo aprendió en esta casa, que le ayudó a formarse como entrenador, como a mí". Y terció: "Viendo a Ramos ayer, pensé que era una cosa suya, pero hoy me ha quedado claro que no. No fue tan personal como pensaba".

Insistió Guardiola en el deseo de ganar al Madrid a partir del juego, incluso con la baja por lesión de Iniesta, y a pesar de contender con jugadores que "son muy buenos" y de que mediáticamente el Barcelona no puede competir con el club que preside Florentino Pérez. "El Madrid tiene nueve Copas de Europa", recordó; "nosotros, hace tres días, no teníamos ni una y ahora venimos aquí con 12 chicos de la cantera a luchar por el trofeo con el Madrid de Cristiano, Di María, Özil, Benzema... Hasta siete delanteros fantásticos".

"Yo", abundó, "intento aprender de Mourinho las cosas que hace dentro. De lo que hace fuera, no. Ahí es mucho mejor". Por una vez, sin embargo, no paró de retar al portugués. "Hoy me ha llamado Pep. Pues, ¡eh, Jose, aquí estoy!", le soltó antes de recordar que el Barça es un equipo pequeño que representa "a un país tan pequeño que desde un campanario se ve otro campanario", en alusión a una canción de Lluís Llach. "Nos hemos caído muchas veces y nos hemos levantado siempre", concluyó.

http://www.elpais.com/est.pl?id=20110427elpepidep_3.Tes&fp=20110427&te=impresion&to=noticia&a=elpepidep&k=1210960158.gif

WILLIAM & CATHERINE

Editorial du "Monde"

La monarchie britannique doit se réinventer

LEMONDE | 25.04.11 | 13h36 • Mis à jour le 25.04.11 | 13h36

Quand le prince William épousera, le 29 avril, Catherine Middleton à l'abbaye de Westminster, la monarchie britannique se sera réinventée en adoptant un nouveau membre roturier propre à relancer l'intérêt qu'elle suscite encore. Mais, au-delà des réjouissances accompagnant ce conte de fées princier, une question s'impose : faut-il conserver un système monarchique désuet et à quelles conditions ?

Selon les sondages, 70 % des Britanniques se déclarent indifférents à ces noces. Pourquoi ce manque d'intérêt alors que la popularité de la reine Elizabeth II est au zénith et celle du mouvement républicain au plus bas ?

Les efforts de modernisation lancés dans la foulée de la mort tragique de la princesse Diana, le 31 août 1997, n'ont pas totalement porté leurs fruits. Les minorités ethniques et les jeunes en général ne se reconnaissent pas dans cette monarchie, même si elle est plus petite-bourgeoise que noble. Son peu de goût pour la méritocratie choque. Les institutions qui lui sont associées - l'aristocratie, l'armée, l'Eglise anglicane, le pouvoir central - ont perdu de leur influence. Les médias ont eu raison de la déférence qu'elle inspirait.

Les sujets de Sa Majesté sont aujourd'hui des citoyens, à l'échelon associatif ou européen. Le Commonwealth, l'ancienne famille d'outre-mer, n'est plus qu'une relique du passé face à l'appel du large, des Etats-Unis, de l'Union européenne ou plus récemment des pays émergents.

Si le royaume a profondément changé depuis l'accession au trône d'Elizabeth II, en 1952, la monarchie sous son égide représente une certaine idée du Royaume-Uni : blanche, protestante, impériale. Alors que le pays est multiculturel, de moins en moins chrétien, le système dynastique incarne toujours l'Angleterre d'"avant", profondément conservatrice, attachée à la hiérarchie, à la division de classes, voire de castes, et aux privilèges de l'aristocratie.

Le pouvoir des Windsor a survécu plus ou moins intact aux coups de boutoir du thatchérisme ou de la troisième voie blairiste grâce à son génie d'adaptation aux circonstances, intérieures comme extérieures. Or, comme l'a fait remarquer l'époux de la reine, le prince Philip en personne, la survie de la monarchie est fondée sur l'approbation de ses sujets. Aux XXe et XXIe siècles, bon nombre de dynasties ont disparu sans laisser de traces, la seule restauration étant l'Espagne. La race des princes n'est pas éternelle.

L'institution doit se réinventer, même si le royaume a connu des monarques ivrognes, débauchés ou dérangés, quand ce n'était pas les trois à la fois, sans que la survie de la royauté soit durablement affectée. C'est là que réside la principale différence avec le système républicain.

C'est pourquoi cette mutation nécessite une réforme de fond des institutions, vers une plus grande démocratisation : Constitution écrite, séparation de l'Eglise et de l'Etat, levée des interdits pesant sur la minorité catholique et élection au suffrage direct de la Chambre des lords, notamment.

Article paru dans l'édition du 26.04.11