Las víctimas del "fuego amigo" de aviones otánicos se van acumulando en Libia sin que pueda asegurarse cuántas son hasta ahora. A ellas hay que sumar, desde los comienzos en Túnez, los miles de refugiados que buscan retornar a sus orígenes en Africa negra y los miles que se lanzan a la búsqueda de Europa en pequeñas embarcaciones de pesca muy precarias que a veces terminan hundiéndose en el Mediterráneo.
Lampedusa pone nombre al destino más conocido, más frecuente, pero no definitivo. Berlusconi estuvo allí sin apearse de su humor populista pero más tarde ha tenido la iniciativa de viajar a Túnez con su ministro del Interior, Roberto Maroni. Reunidos con sus colegas tunecinos, un nuevo acuerdo entre ambos países está próximo, según Il Cavaliere. En lugar de cuatro repatriados por día, como ocurre ahora, Italia querría que fueran cien. Pero la emigración clandestina es más fuerte (y lucrativa) y continúa, a la búsqueda de destinos más lejanos donde muchos encuentran sus parientes y amigos: Marsella, Lyon, París, Bruselas...
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