La narrativa veraniega atribuyó el protagonismo a extraños personajes. El más encumbrado, Dominique Strauss-Kahn, tuvo que renunciar a la cúpula del FMI y apearse de una posible candidatura a la Presidencia de Francia -que los sondeos anunciaban victoriosa frente al reincidente Sarko- por una incontrolada agresión sexual a la camarera de un hotel neoyorkino seguida por un inmediato intento de fuga aérea a su país. frustrado por la policía cuando estaba a punto de consumarse. El más exaltado por la prensa, Julian Assange, difusor mundial de filtraciones a costa de la república imperial y de muchos estados en relación con ella y promitente incumplidor de otra a costa de un gran banco, fue acusado de agresión sexual a dos mujeres en Noruega y sigue siendo investigado en el Reino Unido, que podría extraditarlo a Noruega o –peor para él- enviarlo a EEUU. El más poderoso económica y mediáticamente, Rupert Murdoch, tuvo que cerrar su añejo, muy vendido News of the Day y disculparse por efectos en cadena producidos por ese diario que golpean a su hijo y heredero, a sus empleados de más alto rango, al periodismo de escándalos y, por rebote, al Primer Ministro del Reino Unido. Y el peor de todos, Anders Behring Breivik, asesino en pocas horas no se sabe si único o con sus cómplices, de setenta y seis noruegos: con explosivos en el barrio gubernamental de Oslo y con arma de fuego en el campamento de jóvenes socialdemócratas reunidos en una pequeña isla vecina.
Al comienzo de agosto, todos estos casos siguen abiertos sin que podamos prever qué ocurrirá con sus protagonistas. Fuere cual fuere el final judicial, DSK tuvo que dimitir del FMI y no será candidato “socialista” a la Presidencia. Periodistas franceses pretenden hacernos creer que antes de lo ocurrido él les había anunciado que su enemigo era el miembro ruso del FMI y que Putin y Sarkozy maniobraban contra él. Una joven novelista, Tristan Banon, le acusó de intentar años atrás contra ella una agresión sexual no consumada y su madre, Anne Mansouret, vicepresidenta socialista del Consejo General del Departamento del Eure, confirmó la acusación a la vez que anunciando haber tenido ella misma relaciones sexuales con él: “Es un depredador”, sentenció, “se comporta con una obscenidad chabacana” Murdoch tuvo que cerrar su tabloide News of the World, el de más venta en el Reino Unido, pidiendo disculpas en su portada sin poder ahorrarse el escándalo a sí mismo, a su hijo y heredero y a grandes de su imperio multimediático, escándalo extendido a la policía británica y al propio Primer Ministro conservador. “La verdad es que todos nosotros hemos estado en esto. La prensa, políticos y líderes de todos los partidos –y sí, esto me incluye”, confesó Cameron.
La tragedia noruega tiene un asombroso protagonista que invirtió largos años en su preparación y pocas horas en los dos escenarios de su ejecución: Anders Reivik, quien rápidamente admitió su culpabilidad personal. La extrema complejidad del personaje y las dimensiones de la tragedia ya están dando lugar a muy diversas interpretaciones que proyectan el caso en la compleja coyuntura de Noruega y de Europa. No menos inquietante y con personajes, comportamientos y escenarios muy diversos se desata en agosto una cadena de conflictos callejeros en Londres, Manchester, Birmingham y otras ciudades del centro de Inglatierra. Al comienzo, Cameron pretendió explicarla tan solo por carencias en la educación familiar. Miliband no tardó en recordarle, ante todo, la creciente desigualdad social.
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