miércoles, 30 de noviembre de 2011

CONTRA EL PEOR TODAVÍA



Imposible prever qué nos espera en 2012, pero ciertos procesos y protagonismos del año que termina anuncian, ya, la persistencia de grandes alarmas y pocas esperanzas entrecruzadas. La crisis financiera y económica seguirá a escala mundial suscitando respuestas discordes según los centros de poder. Las agencias de calificación que en su génesis no supieron anunciarla apuran ahora ese recital de advertencias, amenazas y castigos que se ha vuelto  referencia suprema cada día en Europa y EEUU: Obama insta a la UE a ser contundente y promete “hacer lo que toca”. Y en nuestra UE, el poder político sigue a remolque de los poderes del mercado mientras ciertos “tecnócratas” sustituyen a gobernantes elegidos por el voto popular en Grecia y en Italia. ¿Retornará acaso Berlusconi para mantenerse impune ante los tribunales y protagonista en todos los escenarios que domina?
 En el 2011 EEUU conmemorò el decenio del 11-S y semanas después mató a bin Laden, su protagonista, negándole el derecho al debido proceso legal. ¿Por qué no le interrogó para castigar  a sus seguidores y descubrir nuevas pistas para derrotarlos? Pese al optimismo inmediato de Washington, Al Qaeda no ha entrado en el declive esperado. El terrorismo islámico seguirá sumando víctimas sobre todo en aquellos países donde muy otros islámicos son mayoría. Su matar suicidándose como suprema confesión de fe se ha vuelto rutina informativa. La “primavera norafricana” sorprendió a todos con su dinámica inicial pero no ha realizado hasta ahora sus promesas mayores. ¿Las reabrirá en Egipto y en Marruecos con sus elecciones de diciembre? Si el principal factor identitario en ese mundo era hasta ahora el panarabismo,  y no el Islam, ahora, apuntan algunos, iría hacia el panislamismo con sus partidos integristas.   
La violencia armada mantendrá las guerras entre estados y el terrorismo de islámicos contra islámicos y contra otros ajenos al Islam, en escenarios cambiantes y recurrentes. La violencia de narcotraficantes proseguirá, sobre todo en México y Colombia. La violencia de género también, en todas partes. Y los asesinatos con múltiples víctimas, como aquel, atroz, perpetrado en Noruega 2011, reaparecerán en ocasiones y escenarios inesperados.
En 2012, los cambios de gobierno pueden producirse o no en las fechas s ya anunciadas y en otras, súbitas. En EEUU ¿ganará Obama su reelección? ¿Qué podrán hacer los republicanos con un partido dividido entre dos culturas políticas incompatibles? En Francia ¿ganará el obsesivo Sarkozy convertido en coprotagonista de la crisis europea del brazo de Angela Merkel, cuya primacía, que es la de Alemania, no puede disimular? En la República Federal ¿cuántos contrastes en los Länder harán falta para que Merkel renuncie a la Cancillería? En Rusia sabemos ya que el intercambio de los roles de presidente y primer ministro  asegura el retorno de Putin al máximo rango y  el de Medvedev como su primer ministro. Mientras tanto  ¿qué esperar de esos procesos nuevos,  englobados bajo los rótulos de “la primavera árabe” y los “indignados”? A comienzos de diciembre, este sigue siendo un otoño tormentoso.  Los “indignados” se mantienen sí como un movimiento diferente y diferenciador en España, Grecia, Alemania, Italia, incluso en EEUU – Washington, Nueva York… Estallan sus protestas pero no funcionan hasta ahora como un nuevo movimiento internacional. ¿Llegarán a serlo? Y de ser así ¿con qué objetivos y qué efectos?



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