sábado, 19 de noviembre de 2011

HERRERA LUSSICH, SOBRE URUGUAY ACUSADO POR FRANCIA, ARGENTINA Y BRASIL


Los problemas comerciales con Argentina y Brasil aumentarán


DANIEL HERRERA LUSSICH
Las insólitas acusaciones de Nicolas Sarkozy contra Uruguay, considerándolo un paraíso fiscal y amenazando con su exclusión del sistema internacional, no es un episodio cerrado. Y obliga a nuestro gobierno a una actitud más firme. Fue un agravio gratuito, pergeñado en sus primeros pasos por el secretario general de la OCDE, el mexicano Ángel Gurría (de larga carrera pública y exministro), hasta ahora cercano a Uruguay, e impulsado en las trastiendas, con actitud decisiva, por la presidenta Cristina Kirchner, y el silencio cómplice de Brasil. Luego, se vio a un Sarkozy sordo y mudo ante las posteriores puntualizaciones de nuestro país.
En el escenario parisino donde sesiona la OCDE, Sarkozy ofició de severo portavoz de la mandataria argentina, sumando a los agravios una inocultable parcialidad. Obvió el presidente francés mencionar a paraísos fiscales sobre los cuales nadie cuestiona: Luxemburgo, Mónaco y el mayor centro, en el buen o mal sentido, Delaware, el estado americano.
En la cuestionada reunión de OCDE, en París, no se alcanzaron los 12 tratados que deben suscribir los países sobre acuerdos tributarios para salvar toda sospecha de blanqueo de capitales. Se promovieron, de pronto y ante nuevas exigencias, la necesidad de atender a los "mercados relevantes". Esta decisión no fue exclusivamente dirigida a Uruguay, pero sí sumó un peldaño más para un país pequeño, rodeado por dos gigantes. Se creó la obligación de atender las exigencias de Brasil y Argentina.
AFECTARÁ A URUGUAY. ¿Estas acusaciones afectarán a nuestro país? Obviamente nos golpeará, en principio no en una forma demasiado agresiva, máxime si pensamos que bastantes problemas tiene Europa para dedicar tiempo a ocuparse de países pequeños como Uruguay.
En cambio son previsibles nuevas diferencias con Argentina. El gobierno de Cristina Kirchner no aceptará la doble tributación (base sobre la que negociaría Uruguay) y buscará que se acepte la vigencia de un sistema de cooperación de información de bienes y tributos. Sea uno u otro régimen siempre existe la fórmula de solicitar por la vía judicial datos tributarios, aunque para materializar la gestión esta debe tener una admisible justificación.
Nadie duda que Argentina y Brasil demandarán un abierto intercambio de información sobre ciudadanos de ambos países con inversiones o bienes en territorio uruguayo. Nosotros debemos actuar con firmeza ante estos planteos de los vecinos. Lo debemos encarar con calma, sin urgencias, los plazos recién vencen en 2014. ¿Qué sanciones puede esperar nuestro país luego de las amenazas de Nicolas Sarkozy de excluirnos de la comunidad internacional?
En realidad las palabras del mandatario francés resultaron un exabrupto. Pero en el caso de eventuales sanciones solo serían de carácter tributario o financiero. Cabe recordar que Uruguay no podría ser sancionado por OCDE desde el momento que no pertenece a la organización.
Como ha quedado en evidencia, por declaraciones del canciller argentino Héctor Timerman, fue una bravata de Cristina Kirchner. El propio vicepresidente Danilo Astori repitió las palabras de Timerman ante la Aladi, en una reunión.
Pero no hay que descuidarse. Los países grandes siempre tienen algún instrumento para presionar a los pequeños. Y Argentina está apretando, arrinconando. La última estocada la acaba de sacar a luz Guillermo Moreno, uno de los hombres fuertes del gobierno de Cristina Kirchner, levantando barreras para que los productores no compren más fertilizantes uruguayos. Y en ese mar de trabas que surgen desde Buenos Aires sigue trancado el ingreso de textiles y otros productos industriales, le cierran las fronteras a los libros, se demoran en el dragado del canal Martín García, fijan el control de dólares y afectan directamente nuestro turismo. Toda una escalada de inconvenientes que nos perjudican directamente y que no se arreglan con el abrazo de hermano, el palmoteo en la espalda o un viejo tren rejuvenecido cruzando simbólicamente la frontera. Como tampoco el espinoso asunto de las declaraciones de Sarkozy se enmiendan diciendo sonriente y en tono de media broma: "El presidente estaría en un mal día por problemas con su bella esposa". No es ese el camino. Todos saben que debe tomarse seriamente y con firmeza la vía diplomática para exigir respuestas claras. Que no ocurra lo del Mercosur: se fue a pedir respaldo en el organismo regional y Argentina en especial, sumado al poco esfuerzo de Brasil, dieron largas a la gestión uruguaya. Volvió a surgir la verdadera inexistencia del Mercosur cuando los países pequeños (Uruguay y Paraguay) lo necesitan.
la REGIÓN NOS IGNORA. La prueba de que a Uruguay no le va muy bien en la región emana de números fríos, donde la emoción humana, la del abrazo y el elogio, pueden distorsionar la realidad. En la actualidad el 30% de nuestros ingresos provienen de los dos gigantes vecinos. Pero de un total de 20 mil millones de dólares, 2 mil millones llegan de Argentina, lo que indica un porcentaje que no desestabiliza el gobierno de Cristina Kirchner. Las grandes salidas de capitales de ese país son hacia otros puntos del mundo, y bien sabido es el destino.
Desde la Presidencia, directamente José Mujica, ha reiterado la conveniencia de promover una reunión con líderes de todos los partidos para adoptar una posición común en el tema OCDE. La idea es aceptada, pero la oposición reclama y con razón que primero aúnen ideas el mandatario, el Ministerio de Economía, jerarcas de la OPP y Cancillería, y definan la posición del gobierno ante el problema. Este sería el camino adecuado para ofrecer ante el cónclave con figuras de otros partidos un criterio único. En la actualidad -se nos comentaba-, el Consejo de Ministros de los lunes se asemeja más a una reunión de copropietarios de un edificio de apartamentos discutiendo los gastos comunes, que a un gabinete conduciendo la política nacional e internacional.
Las perspectivas económicas, en tanto, no son tan optimistas como hace escasos meses. Hay déficit en la balanza comercial (por cada dólar que colocamos en Argentina importamos cuatro dólares), déficit en la balanza corriente y aparecen las sombras de inflación. Y todo esto sucede con un crecimiento de un 40%. Si el panorama cambiara negativamente, sin duda temblaremos.
Mientras se encamina o no el caso OCDE, siguen habiendo graves problemas internos como la inseguridad ciudadana, la educación y la salud.
Surge ahora el desafío más profundo desde que asumió José Mujica hace 20 meses. Nadie duda de la legitimidad del poder del presidente frenteamplista. Lo que origina preocupación apunta hacia la capacidad para gobernar y su gestión de hombre de Estado. La bonanza económica lo ha respaldado, así como esa aura, aun con la caída de popularidad que rodea su personalidad. Pero debe evitar las sucesivas desautorizaciones de sus propios ministros o jerarcas allegados y las marchas y contramarchas en sus definiciones o anuncios. Uruguay debe caminar hacia adelante y no en zigzag. Ya no hay tiempo para eso.

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