Cuentan que Fraga lo lanzó para controlar la cumbre resquebrajada del partido. Aznar presidente lo consagró, pero Rajoy, tan poco aznariento ahora después de instalado a dedo para la sucesión, no le ha dado la importancia esperada cuando otros en Asturias le cierran el paso a su pretendida candidatura para la presidencia regional.
Cascos, quién lo hubiera pensado, se va del PP. ¿Para formar un nuevo partido con suficientes apoyos para hacerle, por fin, Presidente de Asturias? Cascos ni lo afirma ni lo niega: no sabe cuántos estarían dispuestos a votar por él.
El PP no hará "nada" para recuperar a Cascos, sentencia rápidamente Cospedal. Pero pocos días después Pons lanza muy otro mensaje: "Cascos es nuestro amigo y tiene siempre las puertas abiertas" para reintegrarse al PP. Esperanza Aguirre invita a la autocrítica de unos y otros: "Algo habremos hecho mal todos, el partido y Cascos".
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